Hacerse la manicura en casa tiene sus ventajas: ahorras dinero, lo haces a tu ritmo, puedes probar colores sin que nadie te mire raro y sí, puedes ver tu serie favorita mientras esperas que el top coat se seque. Pero (sí, hay un pero), si no sigues unos mínimos de higiene y seguridad, esa sesión beauty puede convertirse en un pequeño desastre.
Porque aunque no lo parezca, tus uñas —y todo lo que las rodea— son delicadas. Y si compartes limas, no desinfectas las herramientas o no cuidas las cutículas, puedes acabar con infecciones, hongos o irritaciones que arruinan tu momento spa casero.
En Primor queremos que sigas dándote ese capricho beauty, pero bien hecho. Por eso, aquí tienes todos los consejos de seguridad e higiene que necesitas saber para hacerte la manicura en casa como una pro. Pero tranquila, porque no es difícil, aunque sí hay que hacerlo con cabeza (y con las manos limpias).
Trucos de seguridad e higiene para tu manicura
1/ Lávate las manos antes de empezar (y después también)
Sí, es obvio. Pero no siempre lo hacemos. Antes de tocar cualquier herramienta o esmalte, lava bien tus manos y uñas. No solo para quitar la suciedad, sino también para eliminar restos de crema, aceites o sudor que pueden arruinar la adherencia del esmalte.
Y si usas una lima eléctrica o torno, desinfecta también el área de trabajo. Un poco de spray antibacteriano (como el de manos de Flor de Mayo) sobre la mesa y tus herramientas, y listo.
2/ Desinfecta tus utensilios antes y después de usarlos
Tijeras, alicates, limas, empujadores de cutículas… Todo eso toca tu piel, y si no lo limpias correctamente, puede ser una puerta de entrada para bacterias o infecciones. Y no hablamos solo de compartirlos: incluso si los usas tú sola, la higiene es clave.
¿Lo ideal? Sumergir tus herramientas metálicas en alcohol isopropílico (mínimo al 70%) durante 10 minutos. Si son limas de cartón o pulidores, no se lavan, pero sí se deben cambiar con frecuencia. En Primor encontrarás packs de limas desechables y kits de manicura con herramientas higiénicas y duraderas.
3/ No cortes las cutículas (por mucho que te tiente)
Las cutículas están ahí por una razón: protegen la raíz de la uña de bacterias y agentes externos. Cortarlas puede generar heridas, infecciones o que crezcan más duras. En lugar de eso, lo mejor es empujarlas suavemente con un palito de naranjo después de haberlas ablandado con un aceite o un baño tibio.
Uno de nuestros favoritos es el aceite de cutículas de Mavala. Nutre, suaviza y deja las uñas más sanas. Además, ¡huele genial!
4/ Usa una base protectora (y evita los esmaltes caducados)
La base no es opcional. Protege tus uñas, evita manchas y hace que el esmalte dure más. Usa una como la Base Vitaminada de Masglo, rica en calcio y vitamina E. Y sí, revisa siempre la caducidad de tus esmaltes. Si huelen raro, se han separado los componentes o están demasiado espesos… directo al cubo.
5/ No retires el esmalte con prisas (ni con cualquier cosa)
Nada de rascar el esmalte con las uñas o despegarlo como si fuera pegatina. Esto daña la lámina ungueal y puede hacer que la uña se parta o se debilite. Usa quitasmalte sin acetona si tienes uñas sensibles, o uno más potente si llevas gel. Y siempre con discos reutilizables: menos residuos y más suavidad para tus dedos.
Prueba el Quitaesmalte Suave de Beter, con glicerina, ideal para quienes se hacen la manicura con frecuencia.
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