Congelar alimentos es una forma eficaz de conservarlos durante más tiempo, reducir el desperdicio y planificar mejor tus menús semanales. Pero no todo puede ir al congelador. Algunos productos cambian de textura, sabor o propiedades una vez descongelados. Por eso, saber qué se puede y qué no se puede congelar correctamente es clave para que tu despensa (y tu nevera) funcionen mejor.
Este hábito doméstico ha ganado protagonismo en los últimos años, sobre todo en personas que buscan ahorrar tiempo, dinero y evitar desperdicios. Pero incluso en una cocina organizada, es fácil cometer errores: desde congelar alimentos ya descongelados hasta guardar productos que pierden su calidad original al salir del frío.
Si quieres sacar el máximo partido a tu congelador, en este artículo de Primor tienes una guía práctica de alimentos que sí puedes congelar… y aquellos que es mejor mantener fuera.
Alimentos que sí se pueden congelar
1/ Frutas (con matices)
Puedes congelar frutas como fresas, arándanos, plátano, mango o piña sin problemas, sobre todo si vas a usarlas después en batidos, postres o repostería. Eso sí, una vez descongeladas, suelen perder firmeza. Si las necesitas para consumir en fresco, mejor no congelarlas.
- Consejo: congélalas en trozos y en una sola capa sobre papel vegetal antes de guardarlas en bolsas.
2/ Verduras (blanqueadas previamente)
Espinacas, brócoli, zanahoria, coliflor, judías verdes… son aptas para el congelador, siempre que antes las escaldemos unos minutos en agua hirviendo y luego las enfriemos. Esto ayuda a conservar mejor su textura y color.
Evita congelar verduras con alto contenido en agua como el pepino o el tomate fresco, que se vuelven blandos y aguados.
3/ Pan y bollería
El pan se puede congelar en rebanadas o piezas enteras. También la bollería, aunque es preferible hacerlo sin rellenos ni glaseados. Para consumirlos, basta con dejarlos a temperatura ambiente o meterlos unos minutos en el horno.
4/ Carnes y pescados
Ambos se congelan muy bien, tanto crudos como cocinados. Es importante envolverlos bien para evitar quemaduras por congelación y consumirlos en un plazo de entre 3 a 6 meses, según el tipo. También puedes congelar embutidos, aunque los curados pierden textura.
Recuerda no volver a congelar una carne o pescado una vez descongelados.
5/ Legumbres y guisos
Las lentejas, garbanzos, alubias y sus guisos pueden congelarse perfectamente. Lo ideal es hacerlo en porciones, en recipientes bien cerrados, sin llenarlos hasta arriba para dejar espacio a la expansión.
Alimentos que no se deben congelar
1/ Patata cocida o frita
Las patatas cocidas o en puré tienden a volverse grises y con textura arenosa al descongelarse. Las patatas fritas ya hechas pierden toda su textura crujiente, así que no vale la pena congelarlas.
2/ Huevo crudo con cáscara
El huevo entero, con su cáscara, explota al congelarse por la presión interna. Si necesitas congelarlo, hazlo batiéndolo ligeramente y guardándolo en un recipiente hermético. Las claras pueden congelarse sin problema.
3/ Quesos blandos
Mozzarella, brie, camembert o quesos de untar pierden textura y sabor tras la congelación. Se vuelven granulados y separados en agua y grasa. Los quesos duros como el parmesano se congelan mejor, pero siempre rallados o en trozos pequeños.
4/ Yogur y salsas con base láctea
Al congelarlos, se separan los líquidos de los sólidos, obteniendo una textura poco apetecible. Si lo haces, que sea con el objetivo de usarlo en cocción (como en tartas o salsas), pero no para consumir tal cual.
5/ Verduras de hoja en crudo
Lechuga, rúcula, canónigos o escarola no deben congelarse. Al tener alto contenido en agua, su textura se vuelve flácida y poco agradable al descongelarse. Lo ideal es consumirlas frescas.
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