Los exámenes no solo miden cuánto has estudiado. También te ponen a prueba a ti. A tu mente. A tus emociones. A tu capacidad de concentración. A veces, incluso, a tu autoestima. No es casualidad que muchas personas experimenten ansiedad, insomnio o bloqueos mentales justo en temporada de exámenes. ¿La buena noticia? Hay una herramienta gratuita, poderosa y al alcance de todos que puede ayudarte a recuperar el control: la meditación y el mindfulness.
Que no cunda el pánico (aunque cunde)
Lo vi cuando iba a la universidad y lo veo ahora en mi hermana. En época de exámenes, hay una vocecita dentro de ti que empieza a gritar cuando se acercan los exámenes: “No sé nada”, “me va a ir fatal”, “¿por qué no empecé antes?”. Esa voz no eres tú. Es tu ansiedad, disfrazada de realismo. Pero hay una forma de silenciarla sin necesidad de huir al Caribe: entrenar tu mente. Y aquí es donde el mindfulness —esa palabra tan de moda como poderosa— entra en escena.
Meditar no significa sentarte como un Buda a flotar en el aire. Meditar es aprender a observar tus pensamientos sin identificarte con ellos. Es darte cuenta de que tu mente corre más rápido que tú, y que puedes ponerle freno. Es crear un espacio entre estímulo y reacción. Y, en época de exámenes, ese espacio es oro puro.
¿Qué tiene que ver la meditación con la memoria?
Más de lo que imaginas. Estudios científicos han demostrado que practicar meditación de forma regular mejora la capacidad de concentración, reduce los niveles de cortisol (la hormona del estrés) y potencia la memoria a corto y largo plazo. Traducción: meditar te ayuda a recordar mejor lo que estudias y a no bloquearte cuando el profesor diga “tenéis una hora, podéis empezar”.
Además, cuando entrenas tu atención plena (mindfulness), mejoras tu habilidad para estar presente. Y eso incluye estar presente en tus sesiones de estudio —sin deambular por Instagram cada cinco minutos— y también durante el examen, cuando cada segundo cuenta.
Tu nuevo ritual de belleza: paz mental
Sabemos que en Primor te encanta cuidarte por fuera, y eso está genial. Pero, ¿te has parado a pensar en cómo te cuidas por dentro?
Aquí va una propuesta que puede revolucionar tus semanas de exámenes: empieza el día con 10 minutos de meditación guiada. Hay apps que te lo ponen muy fácil: Calm, Headspace, Insight Timer… Elige una voz que te guste, ponte auriculares y respira. Solo eso. Respira.
No necesitas incienso ni velas. Basta con que crees un espacio donde conectar contigo. Porque cuando estás en paz, rindes mejor. Y, sinceramente, nada es más bonito que una mente tranquila.
Beauty tip de regalo: el estrés se nota en la piel
¿Sabías que el estrés académico puede provocar brotes de acné, piel apagada o caída del cabello? Cuando tu cuerpo se siente amenazado (y los exámenes lo hacen sentir así), produce más cortisol. Y eso afecta a todo: tu sistema digestivo, tu sistema inmunológico y sí, también a tu piel.
Practicar meditación no solo te ayuda a aprobar, también es un gesto de autocuidado que se refleja en tu rostro. Menos estrés es igual más glow natural. Así de claro.
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