Cuando pensamos en los países nórdicos, rápidamente nos vienen a la mente imágenes de paisajes invernales, cielos grises y nevados, pero también de una belleza fresca, natural y luminosa. Este invierno, el “colorete efecto invierno” está regresando a las pasarelas y al street style, y promete ser el toque perfecto para lograr ese look radiante y saludable, como si hubieras estado paseando por los fríos paisajes del norte de Europa. Pero, ¿en qué consiste exactamente este efecto y cómo puedes lograrlo en casa? Te lo contamos.
El truco del colorete efecto invierno: frescura natural
El secreto del colorete efecto invierno es simple pero efectivo: simular ese rubor natural que se obtiene después de una caminata al aire libre, cuando el frío acaricia tu rostro y deja un suave tono rosado en tus mejillas. Es un look luminoso, fresco y saludable, que da la sensación de que la piel respira frescura incluso en los días más fríos del año. No se trata de un maquillaje recargado, sino de un efecto sutil, que aporta un toque de vitalidad y resalta la piel de manera natural, como si estuvieras disfrutando del aire libre en una ciudad nórdica.
Este efecto se puede conseguir usando un colorete en tonos fríos, como el rosa pálido o el melocotón suave, que imitan ese tono ruborizado y fresco que aparece en la piel tras una caminata en invierno. A diferencia del colorete tradicional, que se aplica de manera más definida en las mejillas, el colorete efecto invierno se difumina suavemente, extendiéndolo sobre una mayor superficie de la cara, para conseguir un acabado más natural y menos marcado.
Paso a paso para conseguir el colorete efecto invierno
- Antes de aplicar cualquier producto, asegúrate de tener la piel bien hidratada. Este es un paso crucial, especialmente en invierno, cuando la piel tiende a deshidratarse con el frío. Utiliza una crema hidratante ligera y, si lo deseas, un primer luminoso para dar ese brillo natural que imita la frescura de la piel expuesta al frío.
- Para mantener la esencia fresca del efecto invierno, opta por una base ligera, como una BB cream o una base de maquillaje fluida que unifique el tono de la piel sin recargarla. El objetivo es conseguir un acabado natural y luminoso, por lo que evita las bases pesadas. Puedes añadir un toque de iluminador en las zonas altas del rostro (los pómulos, el arco de la ceja y el puente de la nariz) para lograr un efecto radiante.
- Elige un colorete en tonos rosados suaves o melocotón, que sean fríos o neutrales. Los tonos más cálidos pueden crear un efecto demasiado cálido, mientras que los tonos fríos o neutros imitarán mejor ese rubor natural que aparece al estar en un clima frío. Elige una textura cremosa o en gel, ya que estas fórmulas se difuminan mejor y ofrecen un acabado más natural y luminoso.
- Aplica el colorete de manera estratégica para imitar ese rubor fresco y natural. En lugar de concentrarlo solo en las mejillas, extiende el producto hacia las sienes y un poco sobre la nariz, en un movimiento circular. Esto crea una sensación de frescura, como si el viento helado hubiera acariciado tu rostro. Puedes aplicar el producto con los dedos para un acabado más difuso o con una brocha para mayor control.
- Difumina bien. Es la clave. Asegúrate de que no haya líneas marcadas y que el colorete se mezcle bien con tu base, creando un efecto de rubor natural y difuso. No te olvides de difuminar hacia el cuello si es necesario para evitar que el tono se vea demasiado marcado.