Con la vuelta al cole no solo llegan los libros nuevos, las mochilas listas y los horarios marcados. También regresa uno de los invitados más molestos para muchas familias: los piojos. Aunque no suponen un problema de salud grave, sí son altamente contagiosos, incómodos y difíciles de erradicar si no se actúa con rapidez.
La prevención sigue siendo la mejor herramienta para evitarlos. Y no, no basta con esperar a que aparezcan para actuar. Crear una rutina preventiva realista, constante y eficaz es la clave para empezar el curso sin sorpresas desagradables.
¿Por qué vuelven los piojos con el cole?
Los piojos se contagian por contacto directo entre cabezas, algo muy frecuente entre niños y niñas que juegan, comparten cascos, gorras o simplemente están cerca unos de otros. El colegio, las actividades extraescolares o los campamentos son el escenario perfecto para que se propaguen con facilidad.
A menudo, el problema no es detectarlos, sino evitar que se conviertan en una cadena constante de contagio. Por eso, establecer medidas preventivas desde el principio puede marcar la diferencia entre un curso tranquilo… o uno lleno de revisiones, tratamientos y picores.
“Lo ideal es asumir que la exposición existe y actuar en consecuencia desde el primer día. No hay que alarmarse, pero sí estar informados. Una rutina preventiva bien aplicada reduce muchísimo el riesgo de infestación”, explican nuestros expertos.
Claves para una rutina preventiva eficaz contra los piojos
Una rutina preventiva debe ser sencilla, repetible y adecuada a la edad del niño o niña. Aquí te dejamos los pasos básicos:
1/ Usa productos preventivos específicos
En Primor puedes encontrar todo lo que necesitas: lociones, sprays y champús repelentes formulados con ingredientes como el árbol de té, el geraniol o el eucalipto citriodora. Estos activos naturales no matan piojos, pero actúan como barrera disuasoria. No dañan el cuero cabelludo ni el cabello, por lo que pueden usarse a diario.
- Consejo: aplica el spray antes de salir de casa, en cabello seco, insistiendo en nuca y detrás de las orejas.
2/ Revisa frecuentemente del cuero cabelludo
Una vez a la semana, revisa el cabello con una lendrera bajo buena luz. Busca liendres (huevos blancos o amarillentos, pegados a la raíz del cabello) o piojos vivos. Cuanto antes se detecten, más fácil es controlar la situación sin necesidad de tratamientos agresivos.
3/ Evita compartir accesorios
Peines, gomas del pelo, diademas, gorros o cascos deben ser de uso individual. Aunque no es el principal método de contagio, sí puede favorecerlo en entornos escolares. Enseñar a los niños esta norma de forma clara ayuda a reforzar la prevención.
4/ Peinados recogidos
Especialmente en niñas o personas con el pelo largo, llevar el cabello recogido (coleta, trenza, moño) reduce el contacto directo entre cabelleras. Es un gesto simple pero muy útil en el día a día.
5/ Lava con frecuencia y a la temperatura adecuada
Ropa de cama, toallas, bufandas y gorros deben lavarse de forma regular. Si ha habido algún caso en el entorno, se recomienda lavar a más de 60 ºC y, si es posible, usar secadora para asegurarse de eliminar cualquier posible parásito.
Y si ya hay contagio…
Si, a pesar de la prevención, aparecen piojos, actúa rápido: utiliza un tratamiento pediculicida específico (loción o champú), sigue las instrucciones al pie de la letra y repite la aplicación pasados 7 días. Usa lendrera a diario durante dos semanas para asegurar que no queden liendres vivas.
Ad Category: Bebés y niños
