Lavarse la cara debería ser un gesto sencillo. Pero, en la práctica, muchas personas lo hacen mal. O al menos, no del todo bien. Ya sea por prisa, desconocimiento o exceso de confianza, este paso básico puede convertirse en uno de los motivos por los que tu piel no termina de estar como debería.
Y no hablamos solo de granitos o piel grasa. Una limpieza incorrecta también puede afectar a la hidratación, la sensibilidad o incluso acelerar la aparición de signos de la edad. Por eso, si estás comprometida con tu rutina facial o simplemente quieres mejorar tu piel, empieza por aquí: tu forma de lavarte la cara.
Todos los errores al lavarse la cara que cometes (y no lo sabías)
Error 1: No lavarte la cara por la mañana
Aunque no te maquilles y hayas dormido tranquila, la piel por la noche produce sebo, acumula células muertas y puede retener restos del tratamiento de la noche anterior. Saltarte la limpieza matinal es un error.
- ¿La solución? Usa un limpiador suave y agua templada por la mañana. Así refrescas la piel, la dejas lista para los productos que vayas a usar después y eliminas cualquier residuo acumulado mientras dormías.
Error 2: Usar agua demasiado caliente
Puede parecer que el agua caliente “abre los poros” (spoiler: los poros no se abren ni se cierran como puertas), pero en realidad puede dañar la barrera natural de la piel, sobre todo si es sensible o seca.
- ¿Qué hacer? Lava tu rostro siempre con agua templada. El agua muy caliente reseca, irrita y puede favorecer la deshidratación cutánea.
Error 3: Usar el producto inadecuado para tu tipo de piel
No es lo mismo tener la piel grasa que seca, sensible o mixta. Y sin embargo, muchas personas usan el mismo gel facial desde hace años sin revisar si se adapta a sus necesidades.
- ¿Cómo solucionarlo? Elige un limpiador en función de tu tipo de piel. En gel si es grasa o mixta, en leche si es seca, o un aceite limpiador si quieres una limpieza más profunda y respetuosa. Si tu piel es sensible, opta por fórmulas sin sulfatos ni fragancias.
Error 4: Exfoliar demasiado o muy poco
La exfoliación es necesaria, pero con medida. Hacerlo a diario puede dañar la barrera de la piel, y no hacerlo nunca puede favorecer la acumulación de células muertas y poros obstruidos.
- ¿Consejo? Una o dos veces por semana suele ser suficiente. Elige exfoliantes químicos (con AHA o BHA) si quieres una acción más suave y uniforme. Los exfoliantes físicos con partículas deben usarse con más cuidado.
Error 5: Frotar con demasiada fuerza
La piel del rostro es más delicada de lo que parece. Frotar con fuerza o con esponjas muy agresivas no mejora la limpieza y puede irritarla, dejarla más sensible o incluso causar pequeñas lesiones.
- ¿Qué hacer? Masajea el limpiador con las yemas de los dedos durante 30-60 segundos, con movimientos circulares y suaves. No necesitas más presión para que el producto funcione.
Error 6: No aclarar bien el limpiador
Parece obvio, pero muchas veces quedan restos de producto en zonas como la línea del cabello, el contorno de la nariz o la barbilla. Eso puede provocar granitos o sensación de piel tirante.
- Solución: Dedica un momento más a aclarar bien con agua templada. Pasa los dedos por toda la cara para asegurarte de que no queda nada. Después, seca a toques con una toalla limpia.
Error 7: Secar frotando con la toalla
Otra vez el exceso de fricción. Usar la toalla como si estuvieras limpiando una superficie sucia no es buena idea. Estás irritando la piel justo después de haberla limpiado.
- Hazlo así: Usa una toalla suave y seca el rostro con ligeros toques. Evita compartirla y lávala con frecuencia para que no acumule bacterias.
