La flacidez facial no aparece de un día para otro. Es el resultado de un proceso natural de envejecimiento de la piel, sí, pero también está muy relacionado con ciertos gestos cotidianos que repetimos casi sin darnos cuenta. El problema es que algunos de estos hábitos pueden acelerar la pérdida de firmeza, provocando que los tejidos del rostro pierdan su sujeción y se vean más caídos con el paso del tiempo.
Detectarlos es el primer paso para poder corregirlos. Y aunque algunos son inevitables —como el paso del tiempo o la gravedad—, hay muchos otros que sí puedes empezar a modificar hoy mismo para evitar un deterioro prematuro de tu piel. En este artículo de Primor repasamos los más comunes y qué deberías hacer para minimizarlos.
¿Qué es la flacidez facial y por qué se produce?
La flacidez facial ocurre cuando las fibras de colágeno y elastina de la piel pierden su estructura, y los tejidos que antes estaban firmes empiezan a ceder. Esta pérdida de tensión puede deberse a múltiples factores: edad, cambios hormonales, exposición al sol, pérdida de peso brusca… pero también a algunos hábitos cotidianos que están en tus manos cambiar.
Cómo eliminar la flacidez facial
1/ No usar protección solar todos los días
Es uno de los principales errores. La radiación solar daña el colágeno y la elastina, responsables de mantener la piel firme y elástica. Si no te aplicas protector solar a diario (incluso en invierno o cuando no hace sol), estás permitiendo un daño constante que se acumula con los años. Elige una crema solar de amplio espectro, con al menos SPF 30, y aplícala como último paso de tu rutina de mañana.
2/ Dormir boca abajo o de lado
Sí, la forma en la que duermes también influye. Dormir boca abajo o con la cara hundida en la almohada genera una presión constante sobre los músculos faciales. Con el tiempo, esto favorece la formación de líneas de expresión, descolgamiento y flacidez en zonas como el óvalo facial o la barbilla. Dormir boca arriba, siempre que puedas, es lo más recomendable.
3/ Usar el móvil con la cabeza inclinada
El gesto de mirar hacia abajo constantemente, sobre todo al usar el móvil o el portátil, favorece lo que ya se conoce como "cuello tecnológico": pérdida de firmeza en el cuello y aparición de arrugas horizontales. Intenta elevar la pantalla a la altura de tus ojos y mantener una postura erguida para evitar esta tensión constante.
4/ Frotarte la cara con fuerza al desmaquillarte
La piel del rostro, especialmente la del contorno de ojos, es más fina y delicada. Si al desmaquillarte usas discos de algodón o toallas con demasiada fricción, puedes dañar las fibras de soporte y debilitar la estructura de la piel. Opta por texturas suaves (aceites, bálsamos o leches limpiadoras) y movimientos delicados.
5/ No hidratarte lo suficiente
Una piel deshidratada se vuelve más fina, menos elástica y más vulnerable a la flacidez. Beber agua a lo largo del día es básico, pero también lo es aplicar cosméticos hidratantes que ayuden a mantener el nivel de agua en las capas profundas. Busca fórmulas con ácido hialurónico, ceramidas o pantenol, que hidratan y refuerzan la función barrera.
6/ Exceso de azúcar en la dieta
El azúcar no solo afecta al peso, también al aspecto de tu piel. El proceso de glicación que produce el exceso de azúcar en sangre daña las proteínas como el colágeno, haciendo que pierdan elasticidad y se vuelvan rígidas. Esto favorece el envejecimiento prematuro y la pérdida de firmeza. Reducir el consumo de azúcar procesado tiene beneficios directos sobre la piel.
7/ No practicar ejercicios faciales
Al igual que ejercitas el cuerpo, los músculos de la cara también pueden tonificarse. Incluir algunos minutos al día de masajes faciales o ejercicios específicos ayuda a estimular la circulación, mejorar el tono muscular y mantener la piel más firme. No hacen milagros, pero pueden prevenir el descolgamiento si eres constante.
