Comienza con movimientos hacia abajo en cada lado del cuello, moviéndose desde debajo de la línea del cabello hasta la parte superior de los hombros.
Continúa moviéndola hacia los lados de la garganta y acaricia hacia abajo desde justo debajo hasta la clavícula.
Luego, “abraza” la línea de la mandíbula con el borde curvo de la piedra y desliza ligeramente hacia arriba y hacia afuera.
Ahora, usando el lado plano de la piedra, muévete a la mejilla inferior y desliza hacia arriba y hacia afuera.
Adapta la curva a tu pómulo y desliza hacia afuera hacia las sienes. Haz lo mismo con tu ceja. Trabaja en un lado de la cara y luego en el otro.
Muévete hacia la frente, con movimientos hacia arriba y hacia afuera, comenzando desde encima de las cejas hasta la línea del cabello.
Al final de cada pasada, mueve un poco la piedra para ayudar a liberar la tensión.
Para promover más el drenaje linfático, barre los lados de tu garganta al final del ritual.
Usa los lados con bordes de dientes para enfocarse en las áreas donde tienes más tensión, como en la frente, llegando incluso a masajear el nacimiento del cabello. Utiliza el lado dentado también para ayudar con la aparición de arrugas y líneas finas. Usa movimientos “como si quisieras borrarlas” de lado a lado en aquellas áreas que te preocupen más.
Para masajear el cuello, hacerlo siempre desde arriba hacia abajo en los laterales, siguiendo la dirección de la linfa. En el centro, coloca la pieza en medio de las clavículas y arrastra hacia arriba. Para la nuca, cervicales y espalda, realizar el masaje siempre desde arriba hacia abajo. En el escote, desde el centro primero hacia fuera en un lado y luego en el otro.
