En los últimos meses, se ha hablado cada vez más de un ingrediente que parece estar ganando protagonismo en tratamientos estéticos y fórmulas cosméticas avanzadas: los polinucleótidos. Puede que hayas oído hablar de ellos en redes sociales, en clínicas dermatológicas o incluso en tu centro de estética habitual, pero si todavía no sabes exactamente qué son ni por qué están generando tanto interés, te lo contamos todo.
Este componente no es nuevo en medicina regenerativa, pero su aplicación en cosmética ha abierto un nuevo campo para el tratamiento de pieles apagadas, envejecidas o deshidratadas. Y, a diferencia de otros ingredientes más conocidos (como el ácido hialurónico o la vitamina C), los polinucleótidos trabajan en una capa más profunda de la piel, con efectos que van más allá de lo superficial.
Qué son los polinucleótidos
Los polinucleótidos son cadenas de nucleótidos, las moléculas que forman el ADN y el ARN. En términos simples, son estructuras biológicas fundamentales para la regeneración celular. En medicina se han utilizado desde hace años para tratar lesiones, acelerar la cicatrización y mejorar la calidad de los tejidos.
En cosmética, los polinucleótidos se obtienen principalmente del ADN de origen natural (por ejemplo, de salmones) y se formulan para estimular la regeneración de la piel, mejorar su elasticidad, hidratación y firmeza. No actúan de forma superficial, sino que intervienen en los procesos celulares que ayudan a reparar la dermis desde dentro.
Para qué sirven en cosmética
Los polinucleótidos se utilizan especialmente en tratamientos estéticos enfocados a la regeneración de la piel. Su uso es habitual en protocolos de medicina estética como infiltraciones o mesoterapia, pero también están empezando a formar parte de fórmulas tópicas como sérums o cremas regeneradoras. Entre sus beneficios más destacados:
- Regenera a nivel celular: mejoran la estructura de la piel desde las capas profundas.
- Hidratación profunda: atraen y retienen el agua en la dermis, ayudando a mantener una piel más jugosa.
- Reduce arrugas finas y líneas de expresión: gracias a su acción reparadora.
- Aumenta la elasticidad y firmeza: ideal para pieles maduras o castigadas.
- Mejora el tono y la textura: ayuda a combatir el aspecto apagado o la piel dañada por el sol.
Además, su tolerancia suele ser alta incluso en pieles sensibles, ya que no contienen perfumes ni ingredientes agresivos. Y eso es clave para quienes buscan resultados visibles sin riesgo de irritaciones.
¿Cómo se aplican?
Dependiendo del tipo de producto, los polinucleótidos pueden encontrarse en tratamientos tópicos o en procedimientos en consulta.
- Tratamientos tópicos: se aplican como cualquier otro sérum o crema. Lo ideal es incluirlos en la rutina de noche, tras la limpieza y antes de la hidratante. Algunos tratamientos combinan polinucleótidos con ácido hialurónico para potenciar la hidratación.
- Infiltraciones estéticas: se realizan en clínicas especializadas. En este caso, los polinucleótidos se inyectan en zonas específicas del rostro (ojeras, mejillas, frente…) y ofrecen resultados progresivos a medida que la piel se regenera desde el interior.
Tal y como explican nuestros expertos, “los polinucleótidos no son un tratamiento flash. No verás un efecto inmediato como con otros productos, pero a medio plazo transforman la calidad de la piel. Notas más densidad, mejor textura, menos marcas. Es una regeneración real, no solo cosmética”.
¿A quién se recomienda?
Aunque son aptos para cualquier tipo de piel, los polinucleótidos están especialmente indicados para:
- Personas con signos visibles de envejecimiento.
- Pieles dañadas por el sol o por tratamientos agresivos.
- Quienes buscan prevenir el envejecimiento cutáneo de forma profunda.
- Pieles que han perdido elasticidad, densidad o luminosidad.
También son muy recomendados tras procedimientos como láser, peeling o microneedling, ya que ayudan a acelerar la regeneración cutánea.
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