El verano sabe a piel dorada, a tardes largas, a risas sin prisa y a fruta fresca. Sí, fruta. De esa que se deshace en la boca, que refresca el cuerpo y reconecta con lo más básico: el placer de cuidarse sin que sea una obligación. Porque comer bien también es autocuidado. Y si es con sabor a verano, mejor que mejor.
Este artículo no va de dietas, ni de listas estrictas. Va de disfrute. De placer. De saber que la belleza también empieza desde dentro. Así que hoy, en este rinconcito beauty que celebra la vida con gloss y con sandía, te traigo las 5 frutas de temporada que podrás (y querrás) consumir este verano.
Las mejores frutas de temporada del verano
1/ Sandía: hidratación con sabor a vacaciones
Es la reina del verano. Roja, jugosa, con ese crujido que suena a chapuzón. La sandía tiene más de un 90% de agua, lo que la convierte en un must para hidratarte sin darte cuenta. Además, contiene licopeno, un antioxidante que cuida tu piel del sol desde dentro.
¿Cómo disfrutarla? En cubos fríos, en batidos, o incluso en ensaladas con feta y menta. Refrescante, ligera y llena de vida. Como tú cuando estás bien.
2/ Melón: dulzura que no empalaga
El melón es el primo dulce y calmado de la sandía. Tiene ese sabor que te transporta a las meriendas en el porche, al postre que no necesita azúcar añadida. Rico en vitamina C y en potasio, ayuda a mantener la piel firme y el cuerpo en equilibrio.
Idea beauty: prueba un smoothie de melón con yogur natural y unas hojas de hierbabuena. Sabe a spa, pero con cuchara.
3/ Cerezas: pequeñas, intensas y poderosas
Tan pequeñas como irresistibles. Las cerezas no solo son bonitas (esas rojas brillantes que parecen sacadas de un cuento), también son potentes antioxidantes naturales. Contienen melatonina, lo que ayuda a regular el sueño y a mejorar el descanso. Dormir mejor = verte mejor.
¿Un tip? Guárdalas en la nevera y sírvelas bien frías. Son el snack perfecto entre reuniones o como toque final después de un almuerzo al sol.
4/ Melocotón: la fruta que sabe a piel desnuda
No hay nada como morder un melocotón maduro en pleno julio. Dulce, jugoso, con esa piel aterciopelada que casi parece diseñada por el universo para que la acaricies antes de comer. Es rico en vitaminas A y C, lo que ayuda a regenerar la piel, y contiene fibra que mejora la digestión.
¿Forma favorita? A la parrilla, con un chorrito de miel y un toque de romero. Sofisticado y simple. Como lo mejor del verano.
5/ Higos: la joya oculta del final del verano
Llegan un poco más tarde, como quien no quiere hacer ruido, pero cuando llegan… se hacen notar. Los higos son pura sensualidad natural. Dulces, carnosos, llenos de calcio, hierro y antioxidantes. Perfectos para cuando el verano empieza a girar hacia su lado más lento y contemplativo.
¿Te atreves? Mézclalos con queso de cabra, unas nueces y una gotita de aceite de oliva. Un bocado para saborear sin prisa, como una buena conversación al atardecer.
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