El magnesio se ha convertido en uno de los suplementos más consumidos en los últimos años. Y no es para menos: este mineral interviene en más de 300 procesos bioquímicos de nuestro organismo. Desde la producción de energía hasta la relajación muscular, pasando por la regulación del sistema nervioso o la salud de los huesos, su papel es fundamental. Sin embargo, que sea tan beneficioso no significa que debamos tomarlo de manera continua e indefinida sin parar. De hecho, los expertos señalan que hacer “descansos” de su consumo son necesarios.
En la cultura del “más es mejor” solemos caer en el error de creer que, si un nutriente es saludable, tomarlo siempre y en grandes cantidades potenciará sus efectos. Pero en el caso del magnesio —como en casi todos los suplementos— la clave está en el equilibrio y en escuchar a nuestro cuerpo. De lo contrario, podemos experimentar desde efectos secundarios digestivos hasta una saturación del organismo que, lejos de beneficiarnos, nos haga sentir más cansados o incómodos.
Por eso, si formas parte del grupo que ha hecho del magnesio su complemento diario de cabecera, quizá sea momento de preguntarte: ¿estoy tomando más de lo que necesito?, ¿debería darle a mi cuerpo un respiro? En este artículo de Primor te contamos por qué hacer pausas en su consumo es recomendable y cómo hacerlo de la forma correcta.
Por qué no conviene tomar magnesio sin descanso
El magnesio no es un medicamento, pero tampoco un suplemento inocuo. Su consumo prolongado, sobre todo en dosis elevadas, puede ocasionar molestias como diarreas, dolor abdominal o incluso alteraciones en la absorción de otros minerales como el calcio o el zinc.
Como explican nuestros expertos, “el magnesio es muy útil en casos de estrés, fatiga o problemas musculares, pero no todas las personas necesitan suplementarlo de manera constante. Si la dieta es equilibrada, el cuerpo obtiene suficiente de los alimentos, y añadir siempre un extra no es necesario”.
Además, hay que tener en cuenta que el organismo se acostumbra. Al igual que ocurre con otros nutrientes, mantener un consumo elevado de manera indefinida puede hacer que el cuerpo no aproveche igual su efecto. En este sentido, los descansos actúan como una especie de reseteo que ayuda a optimizar su funcionamiento cuando volvemos a tomarlo.
Cómo hacer una pausa de magnesio
No existe una regla universal que diga cuánto tiempo debemos descansar del magnesio. Dependerá de la persona, de sus necesidades y de la dosis que esté tomando. Aun así, muchos especialistas coinciden en que tras periodos de suplementación de entre 8 y 12 semanas puede ser interesante parar unas dos o tres semanas para valorar cómo responde el cuerpo.
Nuestros expertos señalan: “no se trata de dejarlo de golpe por obligación, sino de escuchar al organismo. Si al hacer una pausa notas que tu energía se mantiene estable, que duermes bien y que no tienes molestias musculares, probablemente no lo necesites en ese momento”.
Durante ese tiempo, lo ideal es reforzar la dieta con alimentos ricos en magnesio: frutos secos como almendras y anacardos, legumbres, verduras de hoja verde, cacao puro o semillas. De esta manera, seguimos nutriendo al cuerpo sin depender únicamente de cápsulas o polvos.
Qué riesgos tiene no descansar del magnesio
Más allá de las molestias digestivas, un exceso de magnesio puede provocar una condición llamada hipermagnesemia, que ocurre cuando los niveles en sangre son demasiado altos. Aunque es poco común y suele aparecer en personas con problemas renales, es una muestra de que incluso los suplementos más seguros pueden ser perjudiciales si no se toman con responsabilidad.
Nuestros expertos advierten: “el error más común es pensar que los suplementos no tienen contraindicaciones. El magnesio en exceso puede alterar la tensión arterial, la frecuencia cardíaca o la absorción de otros nutrientes. Por eso es tan importante ajustar la dosis y dar descanso cuando corresponde”.
