Las cabinas de bronceado con rayos UVA siguen siendo una opción popular entre quienes buscan un tono dorado sin exponerse al sol. Sin embargo, su uso plantea riesgos reales y comprobados para la salud de la piel. A pesar de que durante años se presentaron como una alternativa controlada al sol, hoy sabemos que la radiación UVA artificial tiene consecuencias que no deben minimizarse.
En este artículo te explico qué son exactamente los rayos UVA, qué efectos tienen sobre la piel y por qué su uso en cabinas de bronceado está cada vez más desaconsejado por especialistas en dermatología.
¿Qué son las cabinas de rayos UVA?
Son dispositivos que emiten radiación ultravioleta A (UVA) para inducir el bronceado. A diferencia de la radiación UVB, que es más intensa y provoca quemaduras, la UVA penetra más profundamente en la piel y se asocia a un oscurecimiento más inmediato, pero menos duradero.
La mayoría de estas cabinas emiten dosis de radiación mucho más elevadas que las que se reciben en la exposición solar natural, concentradas en sesiones de pocos minutos.
¿Qué peligros tienen las cabinas UVA?
1. Envejecimiento prematuro
La radiación UVA penetra hasta la dermis, la capa intermedia de la piel. Allí daña las fibras de colágeno y elastina, responsables de la firmeza y elasticidad cutánea. El resultado es la aparición temprana de arrugas, pérdida de tono y textura irregular. Este tipo de daño es acumulativo y no reversible.
2. Mayor riesgo de cáncer de piel
La Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC), dependiente de la OMS, clasifica las cabinas de bronceado como carcinógeno del grupo 1, es decir, con evidencia concluyente de que causan cáncer en humanos. Su uso aumenta el riesgo de:
- Melanoma (el tipo más agresivo)
- Carcinoma basocelular.
- Carcinoma espinocelular
El riesgo es aún mayor si se comienza el uso antes de los 30 años.
3/ Daño ocular
La exposición directa a rayos UVA sin protección adecuada puede dañar los ojos. El riesgo incluye queratitis, cataratas y daño a la retina. El uso de gafas específicas es obligatorio, pero no siempre se respeta.
4/ Manchas y alteraciones en la pigmentación
El uso repetido puede generar hiperpigmentación desigual, manchas oscuras y un tono apagado. En personas con predisposición a melasma o lentigos solares, puede agravar el problema.
5/ Inmunosupresión cutánea
La radiación UVA también tiene un efecto inmunosupresor localizado. Esto significa que disminuye la capacidad natural de la piel para defenderse de agentes externos, aumentando el riesgo de infecciones cutáneas o reactivación de virus como el herpes simple.
¿Por qué siguen existiendo?
Aunque cada vez hay más información sobre sus riesgos, las cabinas de bronceado continúan operando porque aún no están prohibidas en todos los países. En algunos lugares su uso está restringido por edad o regulado, pero sigue siendo legal.
El marketing que las presenta como “seguras” o “con control profesional” puede llevar a error. Ningún nivel de radiación UVA es completamente seguro cuando se trata de bronceado artificial.
¿Existen alternativas más seguras?
Sí. Hoy en día existen opciones de autobronceadores en forma de cremas, espumas, brumas o toallitas, que logran un tono bronceado natural sin dañar la piel. Los ingredientes activos como la DHA (dihidroxiacetona) reaccionan con la capa más superficial de la piel sin penetrar ni alterar su estructura.
Estos productos son seguros, reversibles y pueden aplicarse en casa o en cabinas profesionales sin exposición a rayos UV.
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