El desodorante es un básico diario en cualquier rutina de higiene. Sin embargo, no todos los productos que usamos para controlar el olor corporal funcionan igual ni tienen los mismos efectos sobre la piel. De hecho, muchos de los desodorantes que se comercializan son antitranspirantes, lo que significa que no solo neutralizan el olor, sino que bloquean la transpiración.
Puede parecer una buena idea, pero la realidad es que este tipo de fórmulas no son tan inocuas como parecen. En este artículo de Primor te contamos por qué deberías plantearte dejar de usar desodorantes antitranspirantes y qué opciones tienes para sustituirlos sin renunciar a la eficacia.
¿Qué es un desodorante antitranspirante?
Un desodorante convencional combate el mal olor al neutralizar las bacterias que lo causan. Un antitranspirante, en cambio, bloquea las glándulas sudoríparas para evitar directamente que sudes.
Para conseguirlo, se utilizan sales de aluminio, que forman una especie de tapón sobre los poros y reducen la salida de sudor en la zona donde se aplica. Este efecto puede durar entre 24 y 72 horas, dependiendo de la fórmula.
¿Por qué deberías dejar de usar antitranspirantes?
1/ Bloquean una función natural del cuerpo
Sudamos por una razón: el sudor regula la temperatura corporal y ayuda a eliminar toxinas. Al bloquear este proceso, impides que tu cuerpo funcione como debería. Esto no solo no es saludable, sino que puede provocar efectos secundarios en la piel o el equilibrio natural del organismo.
2/ Irritación y sensibilidad en la piel
Las fórmulas antitranspirantes suelen contener alcohol, fragancias sintéticas y aluminio, lo que puede causar:
- Irritación
- Enrojecimiento
- Sequedad
- Picor
- Eccema o dermatitis
Esto es más común en personas con piel sensible o tras la depilación.
3/ Obstrucción de poros y aparición de bultos
El uso continuado de antitranspirantes puede obstruir los poros de forma persistente. En algunos casos, esto da lugar a granitos, inflamaciones o quistes en la zona axilar. Aunque no suelen ser graves, pueden ser molestos o antiestéticos.
4/ Relacionados con alteraciones hormonales
Algunos estudios han planteado la posibilidad de que el aluminio presente en los antitranspirantes tenga efectos disruptores endocrinos, especialmente si se usa de forma prolongada y en zonas sensibles como las axilas. Aunque no hay una relación directa demostrada con enfermedades graves, muchos profesionales recomiendan reducir su uso como medida preventiva.
5/ No eliminan realmente el mal olor
Al impedir la sudoración, el antitranspirante puede alterar la flora bacteriana de la piel. Esto puede provocar que, con el tiempo, el mal olor corporal sea más intenso cuando no se usa el producto. Es decir: el efecto rebote.
¿Qué alternativas puedes usar?
Hoy en día existen desodorantes naturales y eficaces que no bloquean el sudor, pero sí neutralizan el mal olor y cuidan la piel. Algunos ingredientes clave:
- Bicarbonato de sodio (en fórmulas suaves, no irritantes)
- Óxido de magnesio
- Aceites esenciales con efecto antibacteriano (como el árbol de té o la lavanda)
- Arcillas purificantes
- Extractos vegetales calmantes (como aloe vera o caléndula)
También puedes optar por formatos distintos al spray: roll-on, barra, crema o stick, según lo que mejor se adapte a tu piel y estilo de vida.
¿Qué esperar al hacer el cambio?
Al dejar de usar antitranspirantes, tu cuerpo puede tardar unos días en regular de nuevo su transpiración y olor corporal. Esto es normal. Durante este proceso:
- El olor puede variar mientras se equilibra la flora bacteriana.
- Puedes sudar más los primeros días, pero se estabiliza.
- La piel mejora notablemente tras unas semanas sin aluminio.
