La piel del contorno de ojos es un territorio sensible. Es fina, casi traslúcida, y refleja el cansancio, la edad y las emociones con una facilidad pasmosa. Por eso no sorprende que, en los últimos meses, se haya puesto el foco en un fenómeno poco conocido pero cada vez más común: las llamadas cicatrices de lágrimas o tear trough scars.
Aunque el nombre puede sonar dramático, en realidad describe una situación muy concreta: una depresión o sombreado que aparece en la zona del lagrimal y que provoca sensación de cansancio permanente, incluso aunque hayas dormido bien. Puede ser genética, puede intensificarse con el paso del tiempo o puede aparecer por cambios en el volumen facial. Y sí, se puede cuidar.
Hoy, en el blog de Primor, te contamos qué son exactamente estas cicatrices, por qué aparecen y cómo tratar la zona del lagrimal con mimo para que se vea más descansada, luminosa y flexible.
Qué son las cicatrices de lágrimas
Las cicatrices de lágrimas no siempre son cicatrices en un sentido literal. En la mayoría de los casos se trata de una hendidura natural que se forma entre el lagrimal y la mejilla. Esta hendidura crea una sombra permanente que, combinada con la textura fina del contorno, da la sensación de mirada cansada. En algunos casos, sí pueden existir pequeñas cicatrices reales por resequedad extrema, eccemas o irritaciones repetidas, pero suelen ser más superficiales.
Por qué aparecen más con la edad
Con el tiempo, todos vamos perdiendo colágeno, elastina y grasa subcutánea. Esto afecta especialmente a la zona del lagrimal, donde la piel es cinco veces más fina que en el resto de la cara.
Cuando disminuye el volumen, el surco se hace visible. Además, la piel se vuelve más frágil, más seca y más propensa a marcar líneas o pequeñas arruguitas. Sumado a la sombra que crea la depresión, se genera ese aspecto de cansancio que tan poco nos gusta.
Diferencia entre cicatriz de lágrima y ojera común
Aunque pueden convivir, no son lo mismo:
- La ojera es un cambio de color (azulado, marrón o violáceo).
- La cicatriz de lágrima es un cambio de relieve, una hendidura física.
Por eso hay contornos de ojos que iluminan la zona, pero no mejoran del todo la profundidad del surco. Requieren cuidados más específicos.
Cómo cuidar la zona del lagrimal
La clave es reforzar, hidratar y suavizar. No podemos eliminar totalmente la hendidura desde casa, pero sí mejorar su apariencia y frenar su progresión.
Hidratación rica pero no pesada
La zona del lagrimal necesita texturas ligeras que se absorban bien, pero con ingredientes capaces de retener agua. Busca fórmulas con ácido hialurónico, ceramidas o pantenol para mantener la piel jugosa y evitar que se marque más.
Ingredientes reafirmantes
- La vitamina C, los péptidos y la niacinamida ayudan a fortalecer la piel y mejorar su luminosidad. Si la piel está más firme, el surco se ve menos.
- Los retinoides específicos para contorno también pueden ayudar, pero deben usarse con cuidado y siempre por la noche.
Masaje suave para drenar
Un masaje delicado en la zona ayuda a mover la linfa, reducir inflamación y deshacer pequeñas retenciones que acentúan la hendidura. Usa las yemas de los dedos o herramientas frías (como gua sha o rodillo), siempre con presión mínima.
Protege del sol (sí, también ahí)
El daño solar adelgaza la piel y empeora la profundidad del surco. Utilizar protector específico para contorno o extender el facial con cuidado es clave para prevenir más hundimiento.
Evita restregar o tirar de la piel
La fricción repetida debilita la zona. Desmaquíllate con productos suaves, sin frotar, y usa siempre movimientos descendentes y delicados.
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