La función principal del tónico es hidratar, refrescar y completar el proceso de limpieza facial. Al utilizarse tras la exfoliación, su aplicación tonifica, aporta elasticidad, nutre y prepara la piel para los productos posteriores.
En cualquier rutina de belleza completa, el tónico es el segundo paso. Se aplica después de la limpieza y exfoliación facial, y antes de aplicar cualquier crema hidratante.
Los tónicos faciales suelen ser productos muy seguros siempre y cuando se utilicen correctamente y se elijan según el tipo y la necesidades de nuestra dermis. Por ello es tan importante conocer de primera mano que piel tenemos y qué ingredientes son beneficios y cuáles tenemos que evitar.
Sí, es posible que un tónico facial pueda provocar una reacción alérgica, especialmente en aquellas personas sensibles a alguno de los ingredientes presentes en el producto. Algunos de los ingredientes más comunes que pueden provocar reacciones alérgicas son las fragancias, conservantes, colorantes y algunos extractos de plantas.
El orden en el que se aplica el tónico facial dentro de tu rutina de cuidado de la piel puede variar ligeramente según tus preferencias. Sin embargo, desde Primor te recomendamos aplicar el tónico facial después de la limpieza facial y antes de cualquier otro producto como serums, cremas hidratantes o protectores solares con movimientos circulares y suaves.
Aunque las aguas micelares y los tónicos puedan parecer lo mismo, cada uno tiene una función diferente en el cuidado de la piel. Las aguas micelares retiran el maquillaje, las impurezas y la suciedad, mientras que los tónicos equilibran el pH de la piel, refrescan y mejoran la textura. Son perfectamente complementarios y pueden usarse en la misma rutina diaria.