Hay cosas que simplemente suceden. Como que de pronto te mires al espejo y veas que algo ha cambiado. No sabes si es la luz, si dormiste mal o si estás imaginando cosas… pero ahí está: una arruga más marcada, una zona que ha perdido firmeza, esa luminosidad que ya no vuelve tan fácilmente. ¿El motivo? En la mayoría de los casos, se llama pérdida de colágeno. Y sí, es más común de lo que crees.
El colágeno es la proteína más abundante de nuestro cuerpo. Es la responsable de mantener la piel firme, elástica y con ese aspecto “jugoso” que tanto nos gusta. Pero a partir de los 25 años (sí, 25), su producción comienza a disminuir de forma natural. Y aunque el proceso es progresivo, sus efectos en la piel se vuelven cada vez más evidentes.
Saber identificar los primeros signos de esta pérdida es clave para actuar a tiempo. Y en Primor, como buenos amantes del cuidado inteligente, te contamos cuáles son esos síntomas a los que deberías prestar atención y qué puedes hacer para devolverle a tu piel lo que está empezando a echar de menos.
Síntomas de pérdida de colágeno
1/ Pérdida de firmeza en el rostro
Uno de los síntomas más claros (y más frustrantes) de la pérdida de colágeno es la flacidez. Lo notas especialmente en las mejillas, en la mandíbula y en el contorno del rostro, que ya no se ve tan definido. La piel comienza a "caer" sutilmente, perdiendo esa sujeción interna que antes era natural.
¿El truco? Incorporar productos con colágeno marino, péptidos o retinol puede ayudarte a estimular su producción.
2/ Aparición (o profundización) de arrugas y líneas de expresión
El colágeno actúa como una especie de red que mantiene la piel tersa. Cuando esa red se debilita, las líneas finas se vuelven más visibles y las arrugas de siempre empiezan a marcarse más. Frente, entrecejo, patas de gallo… todo se acentúa.
Aunque las arrugas son parte natural del envejecimiento, puedes suavizarlas con activos como la vitamina C, el ácido hialurónico o el bakuchiol.
3/ Textura de la piel más áspera o irregular
¿Has notado que tu piel ya no se siente tan suave al tacto como antes? ¿O que el maquillaje ya no se asienta igual? Esto puede deberse a que, al perder colágeno, la renovación celular se ralentiza, y la piel pierde su uniformidad.
4/ Pérdida de volumen en pómulos y labios
Sí, el colágeno también tiene mucho que ver con el volumen. Cuando disminuye, los pómulos parecen más planos, los labios más delgados y el contorno del rostro menos definido. Este es uno de los signos más sutiles, pero también uno de los que más transforman el rostro.
Aquí entran en juego los tratamientos rellenadores con ácido hialurónico de alto peso molecular.
5/ Piel más fina y menos resistente
La piel con menos colágeno pierde densidad. Se vuelve más fina, más frágil, más susceptible a daños y con menos capacidad de recuperación. Incluso puede haber más sensibilidad y tendencia a las rojeces.
Para reforzarla, busca cosmética con ceramidas, colágeno hidrolizado y niacinamida. Y recuerda: la protección solar diaria es fundamental para evitar que esta pérdida se acelere por el daño solar.
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