Hay rutinas de belleza que se adaptan a ti. Y luego está el multimasking, que se adapta a cada parte de tu cara. Literal. Si tienes zonas con diferentes necesidades —grasas, secas, sensibles o con tendencia a los granitos—, este método te va a interesar. No se trata de complicarte la vida, sino de aplicar lo que tu piel necesita, donde lo necesita.
Porque no, tu rostro no es uniforme. Puede que la zona T te brille a media mañana, pero tengas mejillas secas o incluso con rojeces. Entonces, ¿por qué usar una sola mascarilla? El multimasking permite personalizar el cuidado facial de una forma sencilla y eficaz. Y lo mejores que puedes hacerlo desde casa, sin necesidad de ser una experta en cosmética.
Qué es el multimasking
El multimasking es una técnica que consiste en aplicar diferentes mascarillas en distintas zonas del rostro, según las necesidades específicas de cada una. Es decir, en vez de aplicar una sola mascarilla para toda la cara, divides tu rostro por áreas (zona T, mejillas, contorno, barbilla…) y aplicas el producto más adecuado para cada una.
No se trata solo de aprovechar al máximo tus productos, sino de cuidar tu piel de forma personalizada. Es muy útil si tienes piel mixta o con desequilibrios (poros abiertos, puntos negros, sequedad localizada, etc.).
Para qué sirve el multimasking
El objetivo del multimasking es tratar varios problemas a la vez, en una sola sesión. Es perfecto para:
- Controlar el exceso de sebo en zonas grasas sin resecar las más secas.
- Hidratar áreas que lo necesitan sin saturar las más propensas a los granitos.
- Calmar rojeces o sensibilidad en zonas específicas.
- Mejorar la textura de la piel de forma uniforme.
En definitiva, te permite tener un tratamiento facial completo y personalizado, sin perder tiempo ni aplicar productos de más.
Paso a paso para hacer multimasking correctamente
1/ Limpia bien tu rostro
Antes de aplicar cualquier mascarilla, asegúrate de tener la piel limpia. Usa un limpiador suave y sécala con una toalla limpia. Así los ingredientes podrán penetrar mejor.
2/ Observa tu piel
Identifica qué zonas necesitan qué tipo de cuidado. Algunas señales comunes:
- Zona T (frente, nariz y barbilla): suele ser más grasa y con puntos negros.
- Mejillas: más secas o con sensibilidad.
- Contorno de ojos: más fino y delicado, puede tener ojeras o estar deshidratado.
3/ Elige tus mascarillas
Aquí algunos ejemplos comunes:
- Arcilla verde o mascarillas purificantes: para la zona T, controlan grasa y limpian poros.
- Mascarillas hidratantes o con ácido hialurónico: para las mejillas o zonas secas.
- Mascarillas calmantes o con aloe vera: para piel sensible o con rojeces.
- Mascarillas iluminadoras: para zonas apagadas o cansadas.
4/ Aplica por zonas
Usa una brocha limpia o los dedos para aplicar cada mascarilla solo en la zona correspondiente. No mezcles productos en una misma área.
5/ Deja actuar el tiempo recomendado
Cada mascarilla suele tener su propio tiempo de acción (normalmente entre 10 y 20 minutos). Respétalo. Puedes quitar una antes y dejar otra unos minutos más si lo necesitas.
6/ Retira con agua tibia
Usa una toalla húmeda o esponja suave. Aclara bien el rostro para que no queden restos de producto.
7/ Continúa con tu rutina
Después del multimasking, aplica tónico, sérum o crema hidratante para sellar el tratamiento.
¿Cada cuánto se puede hacer?
Depende de tu piel y de los productos que uses, pero en general, puedes hacer multimasking una o dos veces por semana. Si usas mascarillas suaves o hidratantes, incluso podrías hacerlo con más frecuencia.
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