Hay algo casi mágico en el ritual de desmaquillarse, aplicarse las cremas con mimo y regalarle a la piel unos minutos de atención antes de dormir. A partir de los 70, ese ritual nocturno no solo es un gesto de autocuidado, sino también una necesidad real: la piel madura pierde elasticidad, retiene menos hidratación y necesita un extra de amor (y de activos) para despertarse luminosa, firme y descansada. Pero no te preocupes: no necesitas mil pasos ni una enciclopedia de productos, solo una rutina facial de noche a los 70 pensada especialmente para ti, efectiva, sensorial y con resultados visibles.
Rutina facial de noche a los 70 pensada especialmente para ti
Paso 1: Limpieza suave, pero eficaz
La noche empieza desmaquillando y limpiando la piel, y este paso es sagrado. A los 70, lo ideal es usar una leche limpiadora nutritiva o un bálsamo desmaquillante, que arrastre el maquillaje y las impurezas del día sin resecar ni alterar la barrera cutánea. ¿Nuestro favorito? Uno que deje la piel cómoda y flexible, no tirante. Y si quieres subir el nivel de mimos, acompáñalo con una muselina húmeda y templada. Pura sensación spa.
Paso 2: Tónico o esencia para preparar
Después de limpiar, la piel necesita reequilibrarse. Aquí entran en juego los tónicos calmantes o las esencias hidratantes, que ayudan a restaurar el pH, suavizar la textura y preparar el rostro para recibir los siguientes tratamientos. Busca fórmulas con agua de rosas, ácido hialurónico o niacinamida si tu piel necesita un extra de uniformidad. En este paso, unas palmaditas con las manos son suficientes: nada de algodón, solo contacto directo y delicado.
Paso 3: El sérum, tu gota de oro
El sérum es ese paso concentrado que marca la diferencia. A los 70, tu piel agradecerá ingredientes como péptidos, colágeno, ácido hialurónico, retinol encapsulado o vitamina C. ¿Tu objetivo? Firmeza, hidratación profunda y renovación celular. Aplica unas gotas y extiende con movimientos ascendentes y amorosos. No es solo aplicar: es cuidar, conectar y dedicarte un momento a ti.
Paso 4: Crema de noche que nutra y repare
Aquí llega la joya de la corona: la crema de noche. A esta edad, tu piel necesita texturas ricas que trabajen mientras duermes. Elige una fórmula que combine acción antimanchas, reafirmante e hidratante, con ingredientes como retinol suave, ceramidas, manteca de karité o ácido hialurónico. Busca que sea envolvente, que calme y regenere al mismo tiempo. Tu piel se levantará más suave, descansada y con ese “efecto buena cara” que no se consigue solo durmiendo.
Paso 5: Contorno de ojos específico
La zona de los ojos requiere mimo especial. Usa un contorno con péptidos, cafeína o extracto de alga para tratar arrugas marcadas, bolsas u ojeras. Aplícalo con el dedo anular, a toquecitos suaves, y disfruta del efecto calmante. Es un paso pequeño, pero que transforma la mirada.
Extra: El toque sensorial final
Si te apetece darte un capricho beauty extra, prueba un aceite facial ligero al final, mezclado con la crema o solo, para sellar la hidratación. Los aceites de rosa mosqueta, argán o camelia no solo nutren, sino que dejan la piel jugosa y protegida. Y si aplicas un suave masaje facial o utilizas un roller de jade, el relax está asegurado.
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