El invierno puede ser maravilloso para el alma, pero no siempre lo es para la piel. El frío, el viento, la calefacción y los cambios bruscos de temperatura crean el cóctel perfecto para que las rojeces, la sensibilidad y la sequedad se instalen sin invitación previa.
Si notas que tu piel se irrita con facilidad, que aparece ese rubor constante en las mejillas o que el frío te provoca pequeños brotes de inflamación, has llegado al lugar adecuado. Hoy en el blog de Primor te contamos la mejor rutina facial antirrojeces para los meses de invierno, diseñada para calmar, proteger y fortalecer la piel.
Por qué aumentan las rojeces durante el invierno
La piel sufre un efecto acordeón cada vez que entras o sales de un espacio con calefacción: primero se contrae por el frío, luego se dilata por el calor. Esta vasodilatación repentina activa las rojeces, debilita la barrera cutánea y favorece la inflamación.
Además, el viento reseca la superficie de la piel, mientras que la baja humedad ambiental dificulta que retenga agua. ¿El resultado? Piel sensible, apagada y con tendencia a irritarse.
La clave para combatirlo está en una rutina suave, hidratante y repleta de ingredientes calmantes.
La mejor rutina facial antirrojeces en invierno
Paso 1: Limpieza suave y respetuosa
La limpieza es el primer gesto para mantener la piel equilibrada. Olvídate de geles astringentes o espumas agresivas: apuesta por leches limpiadoras, bálsamos suaves o aguas micelares calmantes.
Paso 2: Tónico calmante (opcional, pero recomendable)
Si incluyes tónico en tu rutina, que sea hidratante y antiinflamatorio. Perfectos para invierno son los tónicos con agua de rosas, centella asiática y extracto de manzanilla Ayudan a equilibrar el pH y preparar la piel para el siguiente paso sin irritar.
Paso 3: Sérum antirrojeces
Este es el corazón de la rutina. Los sérums están formulados con activos altamente concentrados que ayudan a reducir la inflamación, calmar el enrojecimiento y fortalecer la barrera cutánea.
Si tu piel reacciona mucho al frío, opta por texturas ligeras pero muy hidratantes que no produzcan calor al aplicarlas.
Paso 4: Crema hidratante nutritiva
Este paso es esencial. En invierno, la piel necesita un escudo protector que evite la pérdida de agua y reduzca la reactividad.
Las texturas bálsamo son ideales para pieles muy reactivas o con sensación de ardor. Si tu piel es grasa, elige fórmulas más ligeras pero igualmente calmantes.
- Consejo: aplica más cantidad en mejillas y ala de la nariz, zonas donde suelen aparecer más rojeces.
Paso 5: Protección solar (sí, también en invierno)
Aunque cueste creerlo, la radiación UV sigue activa incluso en los días grises, y es uno de los principales detonantes de rojeces. Además, en invierno la piel está más fina y vulnerable.
Usa un protector solar de amplio espectro con SPF30 o SPF50. Si tienes rojeces, puedes optar por protectores con un ligero subtono verde para neutralizarlas al instante.
Paso 6: Tratamiento SOS para días de crisis
Si un día tu piel amanece especialmente reactiva, con sensación de quemazón o muy roja, recurre a mascarillas calmantes con aloe, centella o pantenol, ampollas reparadoras o sprays de agua termal para bajar la inflamación Guárdalas en la nevera para potenciar el efecto calmante.
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