Cuando viajas largas distancias, no solo tu reloj biológico se desajusta: tu piel también lo nota. Dormir mal, cambiar de clima, pasar horas en un avión y alterar tu rutina de cuidados tiene un impacto directo en tu rostro. A esto se le conoce como Jet Lag Facial, y sí, es más habitual de lo que parece.
Ojeras más marcadas, deshidratación, tono apagado, inflamación, granitos… todo esto puede aparecer después de un vuelo largo o varios días de vacaciones sin el cuidado habitual. Pero no hace falta entrar en pánico. Entender cómo afectan los viajes a la piel es el primer paso para prevenir y corregir sus efectos.
¿Qué es el Jet Lag Facial?
El Jet Lag Facial es un término que hace referencia a los signos visibles que aparecen en el rostro después de un viaje, especialmente cuando hay cambio de huso horario, alteraciones del sueño, clima distinto o exposición prolongada a ambientes cerrados como los aviones.
No es una condición médica, pero sí una respuesta real de la piel al estrés físico y ambiental que conlleva viajar. Y aunque suena pasajero, si no se trata bien, puede dejar secuelas visibles durante varios días.
¿Qué efectos produce en la piel?
Estos son los cambios más comunes que puedes notar después de un viaje:
- Deshidratación: El aire de los aviones es extremadamente seco. Esto provoca pérdida de agua en la piel y hace que se sienta tirante o escamada.
- Ojeras y bolsas: Dormir poco o mal (o a deshoras) afecta directamente a la microcirculación del contorno de ojos.
- Piel apagada: La falta de oxigenación y la exposición a ambientes cerrados apagan el tono natural del rostro.
- Inflamación o hinchazón: Cambios de altitud, retención de líquidos y mala alimentación durante el viaje pueden provocar cara hinchada o párpados inflamados.
- Brotes o imperfecciones: Cambiar de agua, usar productos nuevos o saltarse la limpieza facial puede hacer que aparezcan granitos inesperados.
¿Cómo prevenirlo antes y durante el viaje?
- Hidrátate desde dentro y desde fuera. Bebe agua antes, durante y después del vuelo. En cabina, puedes llevar un mist facial hidratante y reaplicarlo cada pocas horas.
- Evita maquillarte para volar. Deja la piel limpia, hidratada y protegida. El maquillaje puede resecar más la piel durante el vuelo.
- Lleva contigo lo básico. Un contorno de ojos, una crema rica y un bálsamo labial son esenciales para cuidar la piel durante un viaje largo.
- Come ligero y evita el alcohol. Las bebidas alcohólicas y la comida procesada acentúan la deshidratación y la retención de líquidos.
- Duerme si puedes (y si no, protégete). Si no logras dormir bien, usa un antifaz, tapones y una almohada cervical. Y si no descansas, aplica frío en el contorno de ojos al llegar para desinflamar.
¿Cómo recuperar tu rostro al volver?
- Limpieza suave pero efectiva. Empieza con una doble limpieza para eliminar toxinas y restos de sudor, polución o maquillaje acumulado.
- Mascarilla hidratante. Aplica una mascarilla de hidratación intensiva para restaurar el nivel de agua en la piel. Si es en formato gel y puedes guardarla en la nevera, mejor.
- Contorno de ojos con efecto frío. Ayuda a desinflamar, mejorar la circulación y minimizar las ojeras.
- Masajes faciales o herramientas como gua sha o rodillo. Estimulan el drenaje linfático y ayudan a desinflamar el rostro. Úsalos con tu sérum habitual.
- Retoma tu rutina de cuidados. Vuelve a tu rutina habitual (limpieza, hidratación, protección solar), pero hazlo con productos suaves que no saturen la piel.
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